sábado, 28 de febrero de 2009

Debemos rescatar la Reforma Educativa‏

Guatemala, 8 de Febrero del 2009

No nos olvidemos de la Reforma Educativa
Por ver el árbol, podemos perder de vista el bosque

En Guatemala, el debate nacional alrededor del tema educativo no sólo se ha ausentado del temario sino que, además, con el agravante de que se ha focalizado alrededor de cuestiones puntuales y emergentes. Con notoria habilidad, la agenda a ventilarse la controlan celosamente el Ministerio de Educación, mano a mano con grupos como Empresarios por la Educación o la Gran Campaña por la Educación, cuya vocación neoliberal es confesa y evidente.

Las personas y organizaciones que hoy se ubican como principales actores dentro de la comunidad educativa, destinan sus esfuerzos en discutir y pronunciarse sobre aspectos que sin duda son de significativa importancia cada uno, pero que no constituyen lo esencial del asunto, como el despido o renuncia del Viceministro Carlos Aldana, el futuro de las Escuelas Normales, el de la Educación Bilingüe, la implementación de la gratuidad, el despido y nombramiento de Joviel Acevedo, las plazas de los maestros por contrato o la reclasificación de puestos, por mencionar algunos de los tópicos generadores de intercambios de opiniones.

Hoy se discute sobre componentes particulares, en ocasiones incluso aislados los unos de los otros, pero no se aborda el conjunto, en donde se expresan el fondo y la naturaleza del proyecto educativo que las autoridades del actual Gobierno implementan y que no pasa de ser, ni más ni menos, otra cosa que la mera continuidad de la Contrarreforma Educativa iniciada por su predecesora, María del Carmen Aceña.

Estos actores protagónicos han adoptado, casi que al unísono, una posición eminentemente contestataria, a la defensiva, de respuesta ante las políticas que, de manera coyuntural, plantea o impone el Ministerio. Con ello, dejan en manos de otros la toma de iniciativas y la definición de la temática a debatirse.

Quizás sin percatarse de ello, han terminado, entonces, por adoptar la agenda que conviene a los estrategas neoliberales y a los intereses de las derechas. En síntesis, no están agarrando al toro por los cuernos, sino que, por el contrario, se están dejando llevar por las maniobras de quienes aspiran a consolidar un modelo educativo que responda a las necesidades del mercado y más nada.
En el marco de ese debate actual, se ha quedado olvidada o, cuando menos, relegada a un último plano, la sólida propuesta de Reforma Educativa que nace desde la letra y el espíritu de los Acuerdos de Paz.

Los ideólogos neoliberales, con toda intención y con buen suceso, han sabido agenciárselas para ocultar esta Reforma Educativa allá lejos, en el rincón más oscuro de la gaveta de algún burócrata de cuello blanco, y condenarla así a que se llene de polvo y telarañas.

Pretenden que el país se olvide que esa propuesta se construyó, además, incorporándosele los insumos generados tras dos amplios procesos nacionales de diálogo y consulta, que construyeron consensos maduros sobre el futuro del quehacer educativo en Guatemala.

Dejar de lado la Reforma Educativa implica renunciar a uno de los más valiosos aportes emanados de los Acuerdos de Paz.

Olvidarnos de la esencia misma de la Reforma Educativa significa ignorar que cada párrafo, cada letra de la misma se escribió con la sangre y con la carne de los Héroes y Mártires quienes, por decenas de miles, entregaron su vida para construir una Guatemala justa, digna y humana, en cuya forja el tema educativo juega un papel determinante.

Empacar la Reforma Educativa en el baúl de las cosas viejas conduce a rendirse mansamente y abrirle, así, el paso al modelo de Contrarreforma neoliberal e inhumano que se ha venido impulsando desde la firma misma de los Acuerdos de Paz e incluso desde antes.

Cada contenido expresado en la auténtica Reforma Educativa debemos enarbolarlo en calidad de bandera de lucha. El texto y las ideas expresadas en la verdadera Reforma Educativa debemos retomarlos con urgencia y asumirlos como marco de referencia obligatorio. Por ende, lo que se vaya actuando en materia educativa desde el Estado y desde cualquier otras instancia, debemos leerlo a través de los lentes a los que los Acuerdos de Paz obligan. La Reforma Educativa que surge desde los mismos y desde dos consensos nacionales debe ser, sin que quepa la menor duda al respecto, el tamiz a partir del cual debemos cribar todo quehacer en el campo educativo.

Debemos tener presente, entonces, que los estrategas del neoliberalismo se han propuesto relegar al olvido la propuesta de Reforma Educativa que nace desde la letra y el espíritu de los Acuerdos de Paz y que fuera enriquecida tras dos vastos procesos nacionales de diálogo y de consulta. La han venido sustituyendo, con gran habilidad, por su propia propuesta de Contrarreforma neoliberal, la cual poco a poco han ido imponiendo, incluso como único marco de referencia para el debate sobre el tema educativo.

Conviene, por lo tanto, recordar algunos de los componentes básicos que dan cuerpo y forma a la verdadera Reforma Educativa, por cuanto nada, en absoluto, justifica que nos desprendamos de ellos y que, en su lugar, asumamos como ejes de la teoría y la práctica las propuestas pedagógicas de contenidos neoliberales a las que da impulso el Ministerio.

Entre estos destacan:

1.- Transformación curricular: Uno de los pilares de la Reforma Educativa reside en la transformación curricular, entendida como proceso para que en el país se cuente con un modelo educativo pertinente en todos los ámbitos que dan forma a la vida ciudadana. Transformación curricular concebida en un triple plano: Macro, meso y microcurricular, articulados los tres en una propuesta firmemente enraizada en la realidad nacional, regional y local. Un nuevo currículo que permita contribuir a la forja de ciudadanos y ciudadanas conscientes y, por ende, responsables de su entorno, de su sociedad y de su mundo, sabedores de sus derechos y deberes, dueños de capacidades críticas y propositivas.

2.- Formación de los docentes en servicio: Entendido esto como el desarrollo, desde el Estado, de un proceso formativo que dote a los y las docentes en servicio de nuevas capacidades que les permitan aplicar la transformación curricular y darle vida a un nuevo proceso de enseñanza-aprendizaje. Nuevos maestros y maestras facultados para entender, promover y defender cada uno de los componentes de la auténtica Reforma Educativa. Implica el llevar adelante un proceso formativo que le permita al maestro y a la maestra rescatar, por sus aportes, ese liderazgo comunitario que lo caracterizaba a lo largo de décadas anteriores. Un proceso que conducirá a la generación de docentes conocedores y comprometidos con la transformación positiva de esa realidad propia del ámbito en donde ejercen su vocación docente y del país en su conjunto.

3.- Reforma al pensum de las Escuelas Normales: Esto también concebido de manera que los nuevos docentes se formen, ya desde sus aulas de estudio, en la letra y en el espíritu de la Reforma Educativa, de manera que, al momento de iniciar con el ejercicio de la docencia, sean dueños o dueñas de las habilidades, de las destrezas, de los valores y de los conceptos pedagógicos que los faculten debidamente para impulsar la Reforma Educativa. Si se desarrolla un proceso innovador en el campo educativo, las nuevas generaciones de maestros y maestras no pueden ni deben seguir siendo formados en las prácticas anteriores.

4.- Sistema de Consejos de Educación: Este sistema, concebido como un espacio para la participación real de la Comunidad Educativa tanto en la formulación de políticas como en la fiscalización del quehacer del Ministerio, contempla una pirámide de varios niveles, que van desde lo nacional hasta el aula. Se parte del hecho cierto de que, en cada localidad, los actores son particulares y distintos, como lo es la problemática que en cada lugar se enfrenta. Y esta propuesta, de espíritu profundamente democrático, busca que la voz del pueblo sea parte del ámbito en donde se toman las decisiones.

5.- Descentralización: Entendido como proceso destinado a fortalecer las expresiones locales del Ministerio de Educación, desde la dirección de cada escuela o instituto, hasta las Direcciones Departamentales, fortaleciéndolas logística y presupuestariamente, a efectos de que puedan responder de manera eficiente y oportuna a las necesidades locales. La descentralización se concibe como válida en la medida en que se dé dentro de la propia institución, fortaleciéndola y permitiéndole, así, responder de mejor manera a sus obligaciones para con la población.

6.- Plan Nacional de Educación: Este componente implica la formulación y puesta en marcha de un Plan Nacional integral, que asuma como guías rectoras los contenidos concretos expresados en la Reforma Educativa. Los resultados emanados de los dos procesos de diálogos y consensos, así como el Diseño de la Reforma Educativa, deberían ser los principales insumos de los que se nutriría este Plan Nacional de Educación.

Naturalmente, la Reforma Educativa que brota desde los Acuerdos de Paz tiene más componentes, a los que habrá también que referirse. Por lo pronto, en este comunicado abordaremos esos seis, por cuanto han sido, uno tras otro, flagrantemente violentados y sustituidos por otros que, en la práctica y en la teoría, los niegan.

La propuesta de Contrarreforma que han impulsado grupos nacionales como Empresarios por la Educación y la Gran Campaña por la Educación, además de instancias internacionales como la AID y PREAL, marchan en dirección contraria a cada uno de estos seis componentes mencionados líneas atrás. Infortunadamente, los gobiernos consecutivos de Arzú, Portillo, Berger y ahora Colom, como era de esperarse, han adoptado fielmente el mandato del CACIF en materia educativa y, por lo tanto, han cerrado las puertas a la verdadera Reforma Educativa. Esto con el agravante de que numerosas personas y organismos vinculados al tema, en algunos casos sin percatarse de ello, pero en otros con toda intención, han permitido esa acelerada suplantación.

Debemos, pues, rescatar la auténtica Reforma Educativa y darle el lugar que, con todo derecho y razón, le corresponde.

No debemos dejarnos caer en la trampa distractora que han sabido tender las derechas.

Por el rescate de la auténtica Reforma Educativa,

¡LA LUCHA SIGUE!

1 comentario:

Unknown dijo...

uno de los graves problemas que afronta la RE es que no se difunde entre los actores educativos el proceso que lleva. Muy acertadamente se afirma que se ha desvinculado de los acuerdos de paz, que el actual proceso tiene un matiz o mas bien un espíritu neoliberal.
Creo que es necesario que a través del movimiento social se abran los espacios para que los actores educativos podamos participar en el reencauzamiento del proceso con apego a los acuerdos de paz y a las necesidades de nuestro país en cada comunidad; valga decir que en los acuerdos de paz se contempla la implementación de las acciones para satisfacer las necesidades nacionales.
Por otro lado, cuando hablamos de los actores educativos debemos referirnos a la comunidad educativa, padres, alumnos autoridades, todos los comunitarios y obligadamente al magisterio nacional; necesitamos organizarnos nuevamente, retomar nuestras propuestas consensuadas anteriormente y hacer nuevos aportes, sobre todo, necesitamos recuperar el protagonismo del gremio magisterial en el proceso con una actitud propositiva, constructiva, de amor a nuestra patria, dejando de lado intereses mezquinos, particulares y de pequeños grupos, nos referimos a la educación de nuestra sociedad, el arma mas poderosa y de larga duración para lograr la transformación social, y si no construir la revolución, sentar las bases para que ello suceda.
Hacer la revolución a través de la educación es el ideal y hara falta un ejército de educadores que junto a la comunidad, emprendan la batalla por la transformación de nuestra Guatemala.